El Comercio

Entrada Passeig Lluís Companys del Parque de la Ciudadela

Escultor: Agapito Vallmitjana y Barbany, firmada, ejecución: José carcasas
Diseño: Josep Fontseré
Materiales: Piedra caliza

En noviembre de 1882 los hermanos Vallmitjana reciben el encargo oficioso de esculpir en piedra las cuatro estatuas que debían coronar los pedestales de las puertas de los jardines del parque. El Ayuntamiento contrató a Venanci la realización de las estatuas alegóricas a la industria y al comercio, y en Agapito las alegorías a la agricultura y la pesca. A pesar de estar así establecido en los documentos, finalmente fue Venanci quien firmó las alegorías de la agricultura y la marina, mientras que las otras dos las firmó Agapito. Actualmente la firma que se puede encontrar en las esculturas no se corresponde con lo que se había contratado en un primer momento. Además, hay que añadir que la realización final de todos los grupos fue a cargo del escultor Josep carcasa, quien siguió fielmente los diseños de los Vallmitjana.

Las cuatro alegorías escogidas para ser situadas en lugares tan preeminentes del parque sirven para mostrar el ideario oficial de la época vinculado a las exposiciones oficiales: la unión de la ciencia, el comercio, la industria y el trabajo en las artes en una óptica progresista, será portavoz unas figuras vestidas con grandes ropas y atributos que aclaran su significado. A excepción de la figura que representa el comercio, las tres estatuas que decoran la entrada al parque son figuras femeninas. En todas ellas, los escultores supieron encontrar la grandiosidad necesaria en toda obra situada con un punto de vista elevado.

En el caso de la alegoría al comercio, eligió la figura de Mercurio, divinidad que tradicionalmente se utiliza para representarlo. Este dios protector de los mercaderes es representado en las puertas del Parque como un personaje joven cubierto con el sombrero alado, que se apoya indolente sobre unas cajas y lleva en una mano una bolsa con monedas y en la otra su enseña, el caduceo o varilla con dos serpientes atornilladas. A su lado, se encuentra un putti preocupado para apuntar las cuentas. En cuanto a la técnica, en general muestra una gran pericia, si bien en la descripción del cuerpo se puede ver algún error, como la de una de las piernas, demasiado larga en comparación con la otra, mientras que la otra no se sabe muy bien de dónde sale. Sin embargo, el tratamiento de las formas es elegante, principalmente en cuanto a los pliegues de las ropas que caen con suavidad y están planteados de manera holgada, al tiempo que le sirven para buscar suaves efectos de claroscuro. La cabeza y el torso están modelados, con un mayor efectismo, y las partes traseras de la estatua están resueltas con mayor claridad si se compara con las soluciones dadas por su hermano Venanci en los grupos que decoran la puerta del paseo de la Aduana , las cuales, por otra parte, tienen más dinamismo.

  • S. Pere, S. Caterina i La Ribera
  • Parc de La Ciutadella

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